La mayoría de los emplazamientos no representan ningún problema puesto que el campo de trabajo en el que nos movemos es amplio (ver esquema Fig. 1), siempre que nos movamos en la zona interior del campo geométrico de la AEA y sin entrar en las zonas de funcionamiento restringido, el emplazamiento optimo pasa a ocupar un segundo lugar al tener el alcance garantizado.

Esto no debería de hacernos perder la perspectiva de intentar buscar siempre el mejor emplazamiento, puesto que no se trata solo de llegar, si no de llegar en las mejores condiciones.

Cuando se trata de hacer rescates a personas en situaciones traumáticas, tenemos que ofrecer la mejor solución y no basta solo con el alcance, aquí no vale “emplazo en cualquier sitio y si llega ya es suficiente”. Por lo tanto aunque el alcance esté garantizado el emplazamiento continúa siendo de vital importancia.

Otra cuestión es cuando nos tenemos que mover por los límites de la geometría de la AEA, aquí ya no hay margen de error o al menos el margen es muy pequeño y nos exige afinar mucho más.

Una de estas situaciones es cuando tenemos que alcanzar la máxima altura posible con la AEA. Esta solo se consigue a una distancia determinada, puesto que si estamos demasiado cerca nos encontraremos con la fachada sin alcanzar nuestro objetivo y si estamos muy separados, para acercarnos a la fachada tendremos que inclinar, con lo que perderemos altura.

Esta distancia tendría que ser conocida por todos los miembros de la dotación, porque es absolutamente necesaria para este tipo de emplazamientos.

Cada AEA tiene la suya, en función de la altura que alcance y el ángulo máximo de elevación, por tanto no es igual para todas. La manera de conocer esa distancia es trazar una línea vertical desde el punto más alto hasta que se corte con el suelo (Fig2).

En algunas AEA este dato viene reflejado en el arco graduado pero es necesario saber interpretarlo.

A esta distancia la vamos a considerar como el mejor emplazamiento que podemos realizar, porque con ella nos garantizamos cubrir toda la fachada desde el nivel 0 hasta el punto más alto que alcanza la AEA. Con independencia de la extensión de los apoyos.

Ahora una vez que ya conocemos la distancia, hay que saber cómo la utilizamos para realizar un emplazamiento en una situación real, la cual está condicionada por las circunstancias del entorno:

  • Anchura de vía.
  • Separación de la fachada al posible emplazamiento.
  • Obstáculos.
  • Inclinación del terreno (publicaré un post en las próximas fechas en el que trato este aspecto con detalle).

Todo esto es tratado y desarrollado ampliamente en el CURSO DE INTERVENCIONES CON AEA.